Climograma de Clima Mediterraneo subdesertico
Un climograma es una representacion grafica de la temperatura (Linea roja) y precipitaciones(barras azules) en un lugar concreto durante un periodo de tiempo(habitualmente un año).
Temperatura
Atopamos temperaturas altas durante todo o ano con 18 grados de media,no inverno son suaves pois non baixan dos 10 grados,no veran adoitar ser extremadamente altas superando os 25 grados de media.
Precipitacions
As precipitacions neste climograma indican que esta rexion é moi ,atopamos un indice de precipitacion moi baixo menos de 120 mm ao ano.As precipitacions son irregulares e adoitan ser en forma torrencial.
Aridez
A diferencia entre temperaturas e precipitacions indica que neste climograma mostranos un clima con aridez todos os meses(a barra das precipitacions é superada pola liña que indica a temperatura segundo o indice de Gaussen.)
Por todo isto entendemos que o climograma representa un clima Mediterraneo arido ou subdesertico.
Este tipo de climas adoitan atoparse na peninsula iberica ,concretamente en lugares proximos a costa como o deserto de Tabernas en Almeria ou os Monegros en Aragon, incluso danse casos no interior (provincia de Zamora)
A causa desde clima é por un lado atoparse na parte de Sotavento dos Sistemas Beticos que fai que estes esten aislados das borrascas atlatincas.Por outro lado é frecuente a chegada de vento calido proveniente de Africa.As precipitacions son explicadas por extrañas perturbacions tormentosas polo estreito ou provocadas no mar de Alborán.
A amplitude térmica moderada debes a influencia reguladora que exercen as augas cálidas do mar Mediterráneo, cerrado e bordeado por relieves montañosos que templa os invernos e no veran actúa como almacén de calor, polo que non puede amortiguar as elevadas temperaturas estivais.
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domingo, 17 de diciembre de 2017
Composicion sobre el Motin de Aranjuez
En la historia de España del siglo XIX y XX los pronunciamientos militares han sido muy frecuentes y han tenido una gran relevancia. Estos pronunciamientos militares intentaban imponer por la fuerza una determinada opción política sobre otra contraria que dominaba en esos momentos. Este es el caso del pronunciamiento de Riego en 1820 y el consiguiente manifiesto o proclama que le acompaña.
Un fragmento de esta proclama sobre la revolución de 1820 es el texto que se nos propone como referencia para desarrollar nuestra composición.
Nuestra composición, versará, por tanto, sobre el trienio liberal en particular y sobre el reinado de Fernando VII y las dificultades de implantación del nuevo régimen en general, contextualizándolos y analizando sus repercusiones.
En Francia se produce en Europa la revolución francesa, revolución que se ha convertido para los historiadores en el punto de inflexión entre el Antiguo y Nuevo Régimen. A partir de ese momento y hasta 1814 la política española va a ir a remolque de los sucesos de Francia. En un primer momento Carlos IV intenta que los acontecimientos en Francia no influyan en nuestro país y se establece una especie de "cordón santiario"
. Con Godoy se van a producir los tres actos iniciadores de la Guerra de la Independencia; el tratado de Fointenebleau en 1807, el motín de Aranjuez
[?] y el dos de Mayo. La Guerra de la Independencia va a tener dos vertientes; por un lado, se luchaba contra la invasión napoleónica, y por otro, se luchaba contra el Antiguo Régimen. Se va a tratar de una guerra de liberación que condicionó y potenció la revolución liberal. En efecto, ante el vacío de poder producido por la marcha de la familia real a Bayona, se va a crear la Junta Central con un doble objetivo; por un lado coordinar la defensa y por otro acabar con el AR. Esta Junta Central va a ser la encargada de convocar las Cortes, reuniéndose tales cortes en Cádiz. Las Cortes de Cádiz van a realizar una doble obra, por un lado de carácter liberal sumamente progresista,pese a que en estos momentos aun no encontramos estas divisiones en el liberalismo.
Con la promulgación de una serie de decretos (supresión de los señoríos jurisdiccionales, supresión de la mesta y la inquisición, liberalización económica...) y por otro de carácter c
[con la creación de la Constitución del 12. En definitiva, asistimos a la destrucción del Antiguo Régimen y construcción de uno nuevo.
y al regresar Fernando VII una vez concluida la guerra este abole la tarea de las cortes de Cádiz y reinstaura la Monarquía absoluta y con ella el Antiguo Régimen. Para ello contó con la indiferencia popular, el pronunciamiento del general Elio y el Manifiesto de los Persas. El reinado de Fernando VII (1814-1830) va a estar marcado por una lucha entro lo nuevo y lo viejo, una confrontación entre el Antiguo Régimen y el Nuevo Régimen y en este contexto se enmarca el texto que se nos aporta como referencia para nuestra composición.
En los meses siguientes a la proclamación de la Monarquía absoluta se produjo un intento de restablecimiento general de las instituciones y los modos de vida del Antiguo Régimen. Desapareció la totalidad de la prensa, la organización fiscal nacida de las Cortes de Cádiz y, lo que es más grave, se intentó restaurar la sociedad estamental- Este intento de radical marcha atrás resultaba especialmente difícil teniendo en cuenta que España, junto con Francia, era el único país en el que había tenido lugar una profunda revolución política durante el periodo inmediatamente anterior. El poder absoluto y la anulación de toda la obra de las Cortes de Cádiz no condujo a una etapa estable sino todo lo contrario, instalándose en la política española una gran inestabilidad.
En este contexto no es de extrañar que la oposición liberal empezará a actuar pretendiendo un cambio de régimen político. Empiezan a abundar las conspiraciones en contra del poder monárquico absoluto. Su existencia prueba un cambio decisivo e inevitable en la vida política desde finales de la Ilustración hasta los momentos presentes. Parecía que la labor de las Cortes de Cádiz había fracasado pero no iba a ser así, el cambio y su huella habían sido tan importantes que tenían que aparecer posteriormente de nuevo. La represión de Fernando
[?] creó el concepto de "delito político" inexistente hasta entonces, al menos de forma generalizada. La sanción a toda una categoría ideológica de disidentes acarreó la obligada actuación en la clandestinidad. Sociedades secretas, como la masonería, fueron el ámbito donde se realizaba la conspiración que terminaba en el pronunciamiento, una forma de actuación característica de toda una época y que va a perdurar, como luego veremos, en toda la historia contemporánea española. Aunque el liderazgo de los pronunciamientos estuvo siempre ligado a un militar, en la conspiración entraron también civiles que, muy a menudo, eran quienes daban al intento el programa o contenido ideológico. Los pronunciamientos de esta época se caracterizan por una pluralidad de rasgos: se trata de movimientos urbanos, a veces poco organizados, dirigidos por la propia jefatura de las guarniciones y muy habituales. La persistencia en la conspiración constituye la mejor prueba de que se alimentaba en una situación de descontento generalizado, a pesar de que el mecanismo revolucionario fuera extremadamente débil. En el sexenio absolutista (1814-1820) se contabilizan 6 pronunciamientos entre los que destacan los de Espoz y Mina, la conspiración del triángulo o la de Lacy y Milans del Bosch (un apellido ilustre en esto de los pronunciamientos). Estos pronunciamientos tuvieron lugar fundamentalmente en la periferia, zona donde la burguesía y los liberales tenían más implantación. De todos ellos sólo el de Riego (1820) tuvo cierto éxito. El general Riego se levantó en las Cabezas de
[?], cuando se disponía a dirigirse a Cádiz y de ahí a América para luchar contra los independentistas. Pero este golpe militar no tuvo una respuesta clara, sino que se estableció un periodo de incertidumbre, en el que no se sabía si iba a tener consecuencias inmediatas o iba a fracasar como los anteriores. En este periodo de incertidumbre se sitúa y se entiende el texto, en una ciudad como Cádiz cuna del liberalismo y de la burguesía comercial imbuida de las ideas que provenían de Europa y especialmente de Francia.
Es una parte del ejercito español, la columna dirigida por Riego, el que se subleva. Este protagonismo militar en la vida política española va a ser muy característico de la Historia Contemporánea española, como ya dijimos antes. Además de las causas coyunturales (descontento por la crisis económica y por algunas reformas) hay que reseñar el protagonismo militar por las abundantes guerras (la de la independencia y emancipación de las colonias americanas, en este caso. Los pronunciamientos militares, junto con la Riego y la trama civil que la apoyan solicitan, piden y hasta exigen la abolición de la Monarquía absoluta y la vuelta al liberalismo, simbolizado en la Restauración de la Constitución del 12 "... Monarquía española, promulgada en Cádiz por sus legítimos representantes" clara alusión a la soberanía nacional y aldanada contra la soberanía divina representada por la Monarquía absoluta. Todo ello con un lenguaje grandilocuente, propio de un discurso político o una arenga, típico de estos manifiestos postreros a los pronunciamientos. Es decir, se trata de un instrumento de propaganda política que demuestra que la llegada del trienio liberal no puede ser catalogada como una revolución. Ya lo dijo uno de sus componentes, Alcala Galiano, y posiblemente el verdadero autor del manifiesto "la pluma estaba más activa que la espada". Este manifiesto y otros cumplieron su papel y Fernando VII se vió obligado a reponer la Constitución del 12 "marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional", iniciándose el Trienio Liberal.
La significación histórica del trienio constitucional tiene gran importancia a pesar de su corta duración. Se trató de la primera ocasión en que el liberalismo ejerció el poder como consecuencia del impulso propio y no dadas las circunstancias de la invasión francesa en 1808. Por otro lado, durante este periodo dentro de los liberales se va a producir una escisión entre moderados y exaltados, escisión que va a tener continuidad en el siglo XIX y XX. También la obra reformadora de los liberales fue muy profunda en el terreno económico y social. Frente a la Monarquía con aspiraciones de retorno al absolutismo pronto se alzó una nueva cultura política liberal, que se hizo posible, entre otras cosas, como consecuencia de la primera regulación de la libertad de imprenta. En este clima político muy pronto fue patente la división del liberalismo en dos tendencias; los moderados y los exaltados. Los moderados eran antiguos doceañistas y con el tiempo se van a llamar conservadores y los exaltados progresistas. El enfrentamiento entre conservadores y progresistas va a caracterizar el siglo XIX y buena parte del XX. Si en los dos primeros años dominaron el poder los moderados, el último año va a ser para los exaltados. Mientras tanto, las Cortes iniciaron una labor de desmantelamiento del Antiguo Régimen y de construcción de un nuevo Estado liberal. Con respecto a esta segunda cuestión se puso en práctica por vez primera la división de España en provincias y se aprobó una Ley de Instrucción Pública. Pero fue mucho más importante la labor de desmantelamiento del Antiguo Régimen. Se suprimieron todo tipo de vinculaciones y se llevó a cabo la ratificación de la abolición del régimen señorial. Pero lo más importante fue la nueva legislación en materia religiosa, cuestión que siempre estuvo relacionada con los problemas de la Hacienda.
A partir de este momento, la única posibilidad de volver al absolutismo dependía de una posible intervención extranjera. Tal intervención se veía favorecida por la existencia de la Santa Alianza en la que se agrupaban las potencias europeas absolutistas. Desde una fecha muy temprana se pensaba en esta posibilidad, pero sólo se decidió cuando los exaltados llegaron al poder y el rey pidió auxilio para restablecer el absolutismo. El gobierno liberal formó tres ejércitos para enfrentarse con los nuevos invasores, pero no consiguió promover una resistencia popular contra un invasor que duplicaba en número al ejercito español. De nuevo, como en 1814 la indiferencia popular va a resultar nefasta para el liberalismo español. Tras el único combate con "los
[?] mil hijos de San Luís" los liberales se rindieron entregándose al rey, que abrió las puertas a un nuevo periodo absolutista.
Se abre una nueva fase del reinado de Fernando VII la conocida como Década Onminiosa (1823-1833) en la que se vuelve al Antiguo Régimen y hay una contraofensiva legislativa, anulando todas las medidas del trienio y volviendo al Antiguo Régimen. Pero no por ello la cuestión de fondo desaparece y los últimos años de esta etapa el debate y la lucha entre el absolutismo y el liberalismo adquiere su momento álgido. Esta lucha va a tomar forma en la cuestión sucesoria y el pleno dinástico va a desembocar a la muerte de Fernando VII en las guerras Carlistas
y en el triunfo de Isabel II, con lo que su reinado va a significar la consolidación del liberalismo. No obstante, los pronunciamientos militares y sus manifiestos no van a desaparecer. Por un lado, el carlismo va a perdurar casi hasta la actualidad y por otro, las causas antes mencionadas van a hacer que en la lucha entre conservadores y progresistas se recurra a menudo a los golpes de estado.
En conclusión, la implantación del nuevo régimen en España fue un proceso muy dificultoso, donde las distintas opciones ideológicas y políticas acudieron a los pronunciamientos para implantar sus ideas. El de Riego fue uno de los primeros y tuvo una gran trascendencia, ya que por un lado en Europa dio lugar al ciclo revolucionario de 1820 donde distintas naciones influidas en lo que había pasado en España quisieron implantar una constitución parecida a la del 12.
Un fragmento de esta proclama sobre la revolución de 1820 es el texto que se nos propone como referencia para desarrollar nuestra composición.
Nuestra composición, versará, por tanto, sobre el trienio liberal en particular y sobre el reinado de Fernando VII y las dificultades de implantación del nuevo régimen en general, contextualizándolos y analizando sus repercusiones.
En Francia se produce en Europa la revolución francesa, revolución que se ha convertido para los historiadores en el punto de inflexión entre el Antiguo y Nuevo Régimen. A partir de ese momento y hasta 1814 la política española va a ir a remolque de los sucesos de Francia. En un primer momento Carlos IV intenta que los acontecimientos en Francia no influyan en nuestro país y se establece una especie de "cordón santiario"
. Con Godoy se van a producir los tres actos iniciadores de la Guerra de la Independencia; el tratado de Fointenebleau en 1807, el motín de Aranjuez
[?] y el dos de Mayo. La Guerra de la Independencia va a tener dos vertientes; por un lado, se luchaba contra la invasión napoleónica, y por otro, se luchaba contra el Antiguo Régimen. Se va a tratar de una guerra de liberación que condicionó y potenció la revolución liberal. En efecto, ante el vacío de poder producido por la marcha de la familia real a Bayona, se va a crear la Junta Central con un doble objetivo; por un lado coordinar la defensa y por otro acabar con el AR. Esta Junta Central va a ser la encargada de convocar las Cortes, reuniéndose tales cortes en Cádiz. Las Cortes de Cádiz van a realizar una doble obra, por un lado de carácter liberal sumamente progresista,pese a que en estos momentos aun no encontramos estas divisiones en el liberalismo.
Con la promulgación de una serie de decretos (supresión de los señoríos jurisdiccionales, supresión de la mesta y la inquisición, liberalización económica...) y por otro de carácter c
[con la creación de la Constitución del 12. En definitiva, asistimos a la destrucción del Antiguo Régimen y construcción de uno nuevo.
y al regresar Fernando VII una vez concluida la guerra este abole la tarea de las cortes de Cádiz y reinstaura la Monarquía absoluta y con ella el Antiguo Régimen. Para ello contó con la indiferencia popular, el pronunciamiento del general Elio y el Manifiesto de los Persas. El reinado de Fernando VII (1814-1830) va a estar marcado por una lucha entro lo nuevo y lo viejo, una confrontación entre el Antiguo Régimen y el Nuevo Régimen y en este contexto se enmarca el texto que se nos aporta como referencia para nuestra composición.
En los meses siguientes a la proclamación de la Monarquía absoluta se produjo un intento de restablecimiento general de las instituciones y los modos de vida del Antiguo Régimen. Desapareció la totalidad de la prensa, la organización fiscal nacida de las Cortes de Cádiz y, lo que es más grave, se intentó restaurar la sociedad estamental- Este intento de radical marcha atrás resultaba especialmente difícil teniendo en cuenta que España, junto con Francia, era el único país en el que había tenido lugar una profunda revolución política durante el periodo inmediatamente anterior. El poder absoluto y la anulación de toda la obra de las Cortes de Cádiz no condujo a una etapa estable sino todo lo contrario, instalándose en la política española una gran inestabilidad.
En este contexto no es de extrañar que la oposición liberal empezará a actuar pretendiendo un cambio de régimen político. Empiezan a abundar las conspiraciones en contra del poder monárquico absoluto. Su existencia prueba un cambio decisivo e inevitable en la vida política desde finales de la Ilustración hasta los momentos presentes. Parecía que la labor de las Cortes de Cádiz había fracasado pero no iba a ser así, el cambio y su huella habían sido tan importantes que tenían que aparecer posteriormente de nuevo. La represión de Fernando
[?] creó el concepto de "delito político" inexistente hasta entonces, al menos de forma generalizada. La sanción a toda una categoría ideológica de disidentes acarreó la obligada actuación en la clandestinidad. Sociedades secretas, como la masonería, fueron el ámbito donde se realizaba la conspiración que terminaba en el pronunciamiento, una forma de actuación característica de toda una época y que va a perdurar, como luego veremos, en toda la historia contemporánea española. Aunque el liderazgo de los pronunciamientos estuvo siempre ligado a un militar, en la conspiración entraron también civiles que, muy a menudo, eran quienes daban al intento el programa o contenido ideológico. Los pronunciamientos de esta época se caracterizan por una pluralidad de rasgos: se trata de movimientos urbanos, a veces poco organizados, dirigidos por la propia jefatura de las guarniciones y muy habituales. La persistencia en la conspiración constituye la mejor prueba de que se alimentaba en una situación de descontento generalizado, a pesar de que el mecanismo revolucionario fuera extremadamente débil. En el sexenio absolutista (1814-1820) se contabilizan 6 pronunciamientos entre los que destacan los de Espoz y Mina, la conspiración del triángulo o la de Lacy y Milans del Bosch (un apellido ilustre en esto de los pronunciamientos). Estos pronunciamientos tuvieron lugar fundamentalmente en la periferia, zona donde la burguesía y los liberales tenían más implantación. De todos ellos sólo el de Riego (1820) tuvo cierto éxito. El general Riego se levantó en las Cabezas de
[?], cuando se disponía a dirigirse a Cádiz y de ahí a América para luchar contra los independentistas. Pero este golpe militar no tuvo una respuesta clara, sino que se estableció un periodo de incertidumbre, en el que no se sabía si iba a tener consecuencias inmediatas o iba a fracasar como los anteriores. En este periodo de incertidumbre se sitúa y se entiende el texto, en una ciudad como Cádiz cuna del liberalismo y de la burguesía comercial imbuida de las ideas que provenían de Europa y especialmente de Francia.
Es una parte del ejercito español, la columna dirigida por Riego, el que se subleva. Este protagonismo militar en la vida política española va a ser muy característico de la Historia Contemporánea española, como ya dijimos antes. Además de las causas coyunturales (descontento por la crisis económica y por algunas reformas) hay que reseñar el protagonismo militar por las abundantes guerras (la de la independencia y emancipación de las colonias americanas, en este caso. Los pronunciamientos militares, junto con la Riego y la trama civil que la apoyan solicitan, piden y hasta exigen la abolición de la Monarquía absoluta y la vuelta al liberalismo, simbolizado en la Restauración de la Constitución del 12 "... Monarquía española, promulgada en Cádiz por sus legítimos representantes" clara alusión a la soberanía nacional y aldanada contra la soberanía divina representada por la Monarquía absoluta. Todo ello con un lenguaje grandilocuente, propio de un discurso político o una arenga, típico de estos manifiestos postreros a los pronunciamientos. Es decir, se trata de un instrumento de propaganda política que demuestra que la llegada del trienio liberal no puede ser catalogada como una revolución. Ya lo dijo uno de sus componentes, Alcala Galiano, y posiblemente el verdadero autor del manifiesto "la pluma estaba más activa que la espada". Este manifiesto y otros cumplieron su papel y Fernando VII se vió obligado a reponer la Constitución del 12 "marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional", iniciándose el Trienio Liberal.
La significación histórica del trienio constitucional tiene gran importancia a pesar de su corta duración. Se trató de la primera ocasión en que el liberalismo ejerció el poder como consecuencia del impulso propio y no dadas las circunstancias de la invasión francesa en 1808. Por otro lado, durante este periodo dentro de los liberales se va a producir una escisión entre moderados y exaltados, escisión que va a tener continuidad en el siglo XIX y XX. También la obra reformadora de los liberales fue muy profunda en el terreno económico y social. Frente a la Monarquía con aspiraciones de retorno al absolutismo pronto se alzó una nueva cultura política liberal, que se hizo posible, entre otras cosas, como consecuencia de la primera regulación de la libertad de imprenta. En este clima político muy pronto fue patente la división del liberalismo en dos tendencias; los moderados y los exaltados. Los moderados eran antiguos doceañistas y con el tiempo se van a llamar conservadores y los exaltados progresistas. El enfrentamiento entre conservadores y progresistas va a caracterizar el siglo XIX y buena parte del XX. Si en los dos primeros años dominaron el poder los moderados, el último año va a ser para los exaltados. Mientras tanto, las Cortes iniciaron una labor de desmantelamiento del Antiguo Régimen y de construcción de un nuevo Estado liberal. Con respecto a esta segunda cuestión se puso en práctica por vez primera la división de España en provincias y se aprobó una Ley de Instrucción Pública. Pero fue mucho más importante la labor de desmantelamiento del Antiguo Régimen. Se suprimieron todo tipo de vinculaciones y se llevó a cabo la ratificación de la abolición del régimen señorial. Pero lo más importante fue la nueva legislación en materia religiosa, cuestión que siempre estuvo relacionada con los problemas de la Hacienda.
A partir de este momento, la única posibilidad de volver al absolutismo dependía de una posible intervención extranjera. Tal intervención se veía favorecida por la existencia de la Santa Alianza en la que se agrupaban las potencias europeas absolutistas. Desde una fecha muy temprana se pensaba en esta posibilidad, pero sólo se decidió cuando los exaltados llegaron al poder y el rey pidió auxilio para restablecer el absolutismo. El gobierno liberal formó tres ejércitos para enfrentarse con los nuevos invasores, pero no consiguió promover una resistencia popular contra un invasor que duplicaba en número al ejercito español. De nuevo, como en 1814 la indiferencia popular va a resultar nefasta para el liberalismo español. Tras el único combate con "los
[?] mil hijos de San Luís" los liberales se rindieron entregándose al rey, que abrió las puertas a un nuevo periodo absolutista.
Se abre una nueva fase del reinado de Fernando VII la conocida como Década Onminiosa (1823-1833) en la que se vuelve al Antiguo Régimen y hay una contraofensiva legislativa, anulando todas las medidas del trienio y volviendo al Antiguo Régimen. Pero no por ello la cuestión de fondo desaparece y los últimos años de esta etapa el debate y la lucha entre el absolutismo y el liberalismo adquiere su momento álgido. Esta lucha va a tomar forma en la cuestión sucesoria y el pleno dinástico va a desembocar a la muerte de Fernando VII en las guerras Carlistas
y en el triunfo de Isabel II, con lo que su reinado va a significar la consolidación del liberalismo. No obstante, los pronunciamientos militares y sus manifiestos no van a desaparecer. Por un lado, el carlismo va a perdurar casi hasta la actualidad y por otro, las causas antes mencionadas van a hacer que en la lucha entre conservadores y progresistas se recurra a menudo a los golpes de estado.
En conclusión, la implantación del nuevo régimen en España fue un proceso muy dificultoso, donde las distintas opciones ideológicas y políticas acudieron a los pronunciamientos para implantar sus ideas. El de Riego fue uno de los primeros y tuvo una gran trascendencia, ya que por un lado en Europa dio lugar al ciclo revolucionario de 1820 donde distintas naciones influidas en lo que había pasado en España quisieron implantar una constitución parecida a la del 12.
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